Situada en pleno centro de Toro y muy próxima a la Plaza Mayor, la Plaza de Santa Marina, con sus bancos y zonas ajardinadas, es uno de los rincones de la ciudad que invita a disfrutar de una animada charla o de un rato de reposo a la sombra de alguno de sus árboles, sobre todo con la llegada del buen tiempo.
En uno de sus extremos se alza la Torre del reloj, uno de los monumentos más emblemáticos y conocidos de Toro, cuya base es un pórtico en forma de arco que antiguamente era una de las puertas de la ciudad, concretamente, la conocida como “Puerta del mercado”, llamada así porque daba salida al mercado que se celebraba en esta Plaza de Santa Marina.
Actualmente, los días en torno al 29 de junio, festividad de San Pedro, los soportales de la plaza siguen siendo el escenario de la Feria del ajo, y en ellos, los agricultores de la zona, ponen sus tradicionales puestos de ajos.
El centro de la plaza está presidido por una estatua de Fray Diego de Deza, toresano nacido en 1443, confesor de la reina Isabel la Católica y según muchos historiadores, quien bautizó una de las carabelas de Colón con el nombre de «la pinta», haciendo referencia con ese nombre a una medida de vino utilizada en la época.
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Que bonito es Toro. Ademas de su grande historia. Yo lo añoro mucho por sus buenas gentes